Pàlidos destinos...
Por. Mariàn Gonzales
Las miradas
se abocan en el azul cielo,
las palabras se arropan de silencio
los lánguidos latidos
se convierten
en calderas del tiempo.
Y el destino se torna pálido,
extremadamente sediento de dolor,
naufrago de rencor,
desgreñando sueños
y profanando anhelos.
Las esperanzas
se convierten en piedra,
las desventajas en faena
y los caminos
en desiertos volubles.
¿Qué tan pálida se ve la vida hoy?
¿O qué tan cruel suelen ser las heridas?,
Si no sabemos responderle
a nuestras penas
¿Quién nos dará el dilema?
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