miércoles, 23 de septiembre de 2009

Agradecimiento. (Dedicado)


Agradecimiento.

Por. Marian Gonzales



Te doy gracias,
valga la redundancia,
a la vez te pido perdón
si eres de valerlo
como perdedor.




http://www.mundopoesia.com/foros/prosa-melancolicos/239853-memoria-antes-de-olvidar-dedidado.html

Memoria, antes de olvidar.

Memoria, antes de olvidar.



¨¨Hay relatos que se dan en la vida, muchos distintos a cada uno; jamás uno será igual al de otro, cada uno vivió un destino disímil, alegando su condición, la que jamás será la excepción.¨¨

Antes de olvidar quisiera resumir cada sustantivo, cada adjetivo o cada verbo que marcó está fase de mi vida, la cual conocí a un maestro que me enseño sin yo demandarlo, vaya y se dice que quien no educa, no sabe nada…porque no decir que Arjona me habló –que si el norte fuera el sur- o –si desnuda- -seria el problema-ironías o no, todo se bebió con un vino rosado y un cigarro apagado.


De ahí nací, de un día normal, de ¨amores extraños¨, de casualidades de la ordinaria vida, de trampas del destino, si mas recuerdo fue el primer día del año, en que yo presurosa tomé el teléfono y le llamé a un desconocido, ese que sin pensar espero horas mi llamado, qué iba a saber él mi estado, o mi ánimo pero cumplí como siempre lo he dicho, el platicaba murmuraba, suponía no estar nervioso o tal vez no sabia qué decir, claramente entendí que era nuevo en esto, que se sentía distraído porque no decirlo yo también lo estaba, a cambio de que le coleccionaba celos al tiempo por tenerlo mas tiempo en el auricular.


Recuerdo que perdí la noción del tiempo y divagué y divagué dibujando su expresión, usurpando su voz en mi mente y diciendo cada palabra que dejó escrita sin razón, me tentaba la duda, me acariciaba el miedo pero seguí en pie y pensé que esto sería desigual a lo que yo conocía sin duda así fue.

Franqueaban los días y parecía que él era distinto –a los demás-, parecía que él estaba en esa minúscula parte que el mundo poseía y era gratificante, saber que al menos había un poco de humildad en su persona, -ja- que con el tiempo se volvería vanidad.

¿Qué cosas no?, recuerdo que antecedía cada día, buscaba encontrarme a escondidas o él aparentaba hurgar el tiempo para conocernos y amarnos sin pensarlo, sin programar nada, sin decir nada, cada imagen fue una caricia, cada verso un día mas por descubrir.
De las promesas que mas descollaban, de una noche inolvidable, del llegar a casarnos y porque no del ser padres, ceñidos del amor que viviríamos sin duda alguna, lo tuvimos.

De los inescrutables lazos del tiempo, llegaron las proposiciones, las pasiones encubiertas y porque no las excéntricas baladas que nos acogían, errando que llegará ese día, casualmente se presentaron tiempos de locura, enardecidas y épocas de sensatez, reprensión de imágenes a la mente fracasada no faltaron, pero siempre vencíamos cada celo que nos regalaba el destino egoísta e indócil.

Pasando el espacio todo se creía, nadie podía lidiarnos, éramos tan unidos y nos conocíamos a fondo, nadie nos vulneraba, solo nosotros mismo nos sensibilizábamos, éramos un eje en un gentío de desilusión, nosotros éramos una prueba viva de lo imposible…hasta que un día, todo revirtió, recuerdo que me levante vejada en el corazón, sabia que algo cambiaría y me ausente por varios días, teniendo carencia y cobardía, al volver me encontré con él, todo fiel ye intranquilo, preguntando si todo estaba bien y le explique sin duda se sintió asfixiado y necesitado de mi, pero siempre estuvo a mi lado.

Al poco tiempo turbulencias aproximaban, dudas palpaban la puerta, hechos desmentían cada mirada ilusoria y cada caricia profana, parecía que caminábamos vuelta atrás, retrocediendo cada vez más rápidamente, hasta que se anunció la ausencia inesperada y se creo un transito de dudas, de desasosiegos que se alargaron por meses, dejando carta abierta a la despedida firmada sin duda por el dolor. Cuando por fin me di por rechazada, reapareció su imagen, recuerdo que había observado –en él- un cambio vano y tomó de mi tiempo para pronunciarse y le escuché equívocamente, pávidamente, sosamente y como iba a suceder le creí completamente.

Me acobardé porque al final me di cuenta que existía en mí y que solo era una vertiente de pruebas colocadas por el destino, que siempre nos espiaba amándonos. Conforme pasaban los días notaba menester de palabras, falta de compañía, pero yo me resistía a seguir con vida y a luchar, hubo un día que él ansiosamente me dijo –eres tan real que te siento mía, a pesar de la distancia que me obliga a compartirte-, de ahí me armé de espadas de coraje y me di cuenta que yo también podía batallar, pero algo paso, de la noche a la mañana se acercó el destino, nos apuñaló por la espalda, a negarnos la dicha, a maldecirnos, en términos y a obligarnos a aislarnos con ráfagas de pavura.

Recuerdo que cuando escuché el primer agravio me sentí herida, pero pensé en perdonar y di caída al dolor, la segunda puñalada tan bien fue segura pero a lo lejos recordaba- si te amo-, y decidí continuar, recriminando cada ofensa que volvía a mi, en el tercer intento el golpe fue bajo, parecía que mis secretos habían aprovechados como armas para lacerarme, que de las privadas veladas, deslucían palabras para enervar su boca y aparentar ser un avaro diantre sin altruismo, aun recuerdo cada loas palabra que decía e incriminaba esta ostentosa vida, aun así intenté perdonarlo, perdonarme, pero, cada intento era frustrante.

De las noches que yo tontamente le llamaba solo para decirle que le amaba, recordé que tanto amor obró, grandes contusiones y hoy, dolorosamente, la memoria opaco cada evasiva, y me di cuenta que tan equivocada estaba de la realidad, la esperanza que cómodamente me traicionó por casi tantos años volvió a hacerse mi aversión y del él ni se diga, pasó de ser el amor de mi vida, a algo de lo cual estoy arrepentida haber conocido algún día, por eso en esta memoria antes de olvidar, ahora puede que lo odie mañana no se, pero así como mueren las palabras, estas jamás, de ningún modo, serán vida, esas elegías que cargaron su nombre y el mío, serán solo una anatema y que ambos pagaremos tan caro, caminando en el destino, coleccionando piedras y costeando heridas.




En silencio me escapo para no decir más...