martes, 18 de agosto de 2009

Quiero que te enamores más de mí...



Quiero que te enamores más de mí...
Por. Mariàn Gonzales



Quiero que tus latidos
se parezcan a los míos,
que tus sentidos
sean mi abrigo,
que tus fantasías
sean mi ilusión…

Quiero sentir tu vehemencia,
cuando me adueño de tu amor,
quiero que me recorras
aún después de conocer el camino
para encontrarme en tu destino.

Quiero que te enamores más de mí,
para que las primaveras sean inmortales,
para que los pájaros nunca dejen de cantar,
para que las lunas sean indomables,
para que los días sean interminables.

Te quiero solo para mí,
no te disfrutará nadie más,
seré una egoísta
al compás de tus besos,
al quid de tus caricias ardientes
y a cada te quiero...


Para que te enamores más de mí
aunque expongas que ya lo estas,
quiero tener acrecencia de ti.


A ANDY

A un hombre recio...


A un hombre recio...

(DÉCIMAS A ANDRÈS)
Por. Mariàn Gonzales

Un epíteto que brilla
sus palabras las fracciona
y a su persona corona
buscando alguna sextilla.

Más gana aquel que no humilla,
en su indulgencia liviana,
por honrar a la mañana
con noches sin desenfreno
y de su cariño ajeno
hacia aquella orla lejana.



"Tù todo lo puedes y nada te vencerá
y màs lo que amas se te concederá"
Mariàn...

Me siento amada...


"Y no me falta nada,
mas que tu presencia humana"

Me siento amada...
Por. Mariàn Gonzales


Me siento amada,
acariciada por el cielo,
tentada por el anhelo.
Veo sus ojos con celos,
embeleso su sonrisa envolvente
y siento sus manos a lo lejos.
Tengo una dicha entre los labios,
estoy envuelta en sus fantasías,
tengo su perfume de hombre
en la piel que me roza
cuando lo deseo,
que enamora cuando le digo
te quiero.
Él entusiasma mis días
con sus suculentos versos de amor,
me abriga de la cobardía
que anida a veces en mi resplandor.
Me siento conquistada
por su poesía presuntuosa,
Por aquél enamorado sin fronteras,
por aquel célibe
que no tiene barreras.
Me siento amada,
porque no hay instante
que él no me hable con ternura,
cuando me cede su pasión.
Me siento tan amada
que no hay palabras que no existan
para hablar de su cariño entero
y perfeccionista hacia mi…
Me siento así porque sin él
no sería una mujer amada
merecedora de su amor.

Eres sólo mío...



Eres sólo mío...
Por. Marián Gonzales




Eres sólo mío
en el refugio de mis gemidos,
en el placer concedido
o al final de cada anhelo.


Tu mirada me pertenece,
bajo cualquier eclipse
me enardece.


Tú bajo mis sábanas
me haces tu diosa inclemente,
tus caderas son mi templo
y tu voz mi delirio.


Tú eres mi menester
la necesidad de tu piel,
la imagen perpetúa
de amor y pasión.


Serás la pugna
de un no puedo,
serás mi fuego,
la dosis pulcra
para robar tú deseo.


Eres mío
y no te compartiré
con el cielo,
ni la tierra,
aunque ellos roben de ti
tus suspiros,
siempre llevarán olor a mí
en cada latido.

Quisiera ser ella (dedicado)


Quisiera ser ella (dedicado)
Por. Marián González


Quisiera ser ella,
la caricia de sus noches en vela,
la que sabe su nombre en esplendor,
la que sueña a su lado sin cercas.
Quisiera ser esa luz que toca su piel,
cuando el sol le enardece,
ese aire que le roza cuando quiere
y el agua que se desliza en su ser.
Quisiera ser la voz
que le murmura en silencio,
el abrigo de su cuerpo frío y arrogante
o la caricia que le desnuda en sueños.
Quisiera ser la sangre
que corre por sus venas,
para llegar a su corazón con ímpetu,
encontrar en él las palabras de un poema
con afecto y apego.
Quisiera ser aquella
la que ves al amanecer
con la que al anochecer duermes
para despertar en tu infinito ser
y perderme con tus besos de miel.
Quisiera ser pero no puedo,
ya que es difícil tocar su institución,
usurpar sus sueños en el invierno
y robar de sus labios un te quiero.
Quisiera ser ella, la vida,
la que le ve y le eterniza
por donde transita,
la que sabe sus temores y sus alegrías…
La que le siente en silencio
y despoja enmiendes...
Esa, que sueña con verlo de frente
y tenerlo sin compostura.
Quisiera ser ella,
la que algún día fue esto,
y la que ahora es nada
más que un reflejo
o un pensamiento del pasado
y la cruz del tiempo.
Quisiera ser esa flor
que nació para amarte,
esa luz en tus ojos para abrazarte
y aquella mujer que soñó con tenerte
por siempre aún sin tu querer.

"Quisiera ser ella,
la soledad de sus pensamientos,
la penumbra de sus miedos
y el resplandor de un no puedo."



(a él, en agradecimiento por lo que fue siempre, eternamente Marián-omaetb)

Lo que fue de ella...



Lo que fue de ella...
Por. Mariàn Gonzales



Lo que fue de ella
acabó en un tarde
de sufrimientos,
en la saciedad del tiempo.


Ella era la viceversa
del sentimiento ajeno
o tal vez la señora
de algún lamento.


Lo que fue de ella,
era tan solo viento
que naufragaba hasta el norte,
suplicando aliento,
para desconocerlo.


Lo que fue de ella
estuvo oculto
en alguna tarde de dudas,
quedo su voz apagada
y sus manos amordazadas.


Lo que estuvo en ella
fue solo dolor,
que la perseguía
vulnerada y acobardada…


Tan solo ella
fue la culpable de que el corazón
creyera, paro ganar nada…


Ella llamada "esperanza",
aquella que vive dejada
entre renglones traicionada,
como la cualquier parada
desorbitada.

Los días que jamás volverán...


Los días que jamás volverán...

Por. Mariàn Gonzales



Los días que jamás volverán,
serán como la primavera
que se desvaneció,
el invierno que siempre eternizó
estará ahí
tocando la puerta cerrada.

Los árboles cada año
morirán de pie,
las lunas serán siempre dobles
y el sol jamás dejará de ser…

Los días que jamás volverán,
serán aquellos los inesperados
e inmortales,
los eternos con nombres
y plurales…

Jamás volverá la caricia espontánea,
el beso asaltado en alguna esquina,
las palabras inquietas
de alguna niña…
No volverán las tardes de misterio
cuando un abrazo flagelaba,
tan poco el otoño
que envolvía con ternura.
Ni aquellas miradas apasionadas…

No volverán a comandar
los dulces versos bajo la lluvia,
los halagos delicados y confusos
de la adolescencia…
No volverán a regir
las palabras de amor
que adormitaba la presencia.

No volverán
aún extendiéndole la mano a la fe,
ni rozando a la esperanza,
tal vez llegarán
cuando los ánimos se hayan hecho cenizas
con los años...


Pero jamás serán semejantes
o mejor que el verdadero amor
que se regaló con una sonrisa
olvidada entre los labios
y la inocencia de no conocer
los intervalos de la vida.

La manía del amor.


La manía del amor.

Por. Marián Gonzales


El amor tiene manía,
es inconstante y opresor
es inocencia en sus ángulos,
atrae caricias y desvelo.
No tiene muelles
ni fronteras,
tal vez solo cabeceras.
Conozco esa manía
que me encrespa en la piel
y se apodera de mi sueño,
la que crea frenesí
en mi interior...


La que se sumerge
con mis esperanzas
y siempre la acaricio
cuando duermo
en la recopilación
de tus besos vacíos.
Esa manía
desfila por tus venas
y siempre me condena
a amarte frívolamente
sin licencia.

martes, 11 de agosto de 2009

No más...



No más...
Por. Marián Gonzales



No más palabras
compradas al corazón,
no más gemidos en medio
de los volcanes,
no más traspiés entre los mares,
no más matiz para el amor,
no más florecimiento de la pasión.
no más manjares para el alma,
no más sencillos para la voz…

No más palabras
para un vademécum,
no más espacio para tu sedimentación,
no más paradas en el tiempo,
no más relojes para esperarte,
no más ausencias de tu cuerpo,
no más ilusiones
para el destino…
No más amor,
para está pobre infeliz.



Extreme-more than words

Torbellino de fracasos



Torbellino de fracasos
Por. Marián Gonzales



Las soledades desmerecen el camino
poniendo lodo encima del cemento fresco,
para que queden huellas de la intimidad soberbia.
Las culpas encaminan en la melancolía
y la poesía es una sola sinfonía,
que el cielo reclama un dolor,
clama una muerte en su resplandor
y la sangre llama al silencio
para que ahuyente cada lágrima de agonía.
Y veo como el tiempo se roba
cada parte de mí, trotando en un torbellino
de fracasos donde mi nombre va y viene,
sin encontrar un árbol donde
cimentar cada espejismo de amor.

La frialdad de mi amor



La frialdad de mi amor
Por, Mariàn Gonzales


Yo estoy aquí
encadenada al tiempo,
pegada al teléfono
esperando escuchar tu voz…
Trato de malversar
un poco de silencio
para escucharte a lo lejos.
Busco algún lugar
aquel que sea insuperable
para nuestro amor,
pugnando en cada infierno
que nos toca renunciar
y avanzado hasta podernos alcanzar.
Tengo serenidad en las manos
en la sangre que aún me recorre.
en la necia penuria de tus labios,
en la apariencia de tu ausencia
y en el vivo sentimiento andando.
Tengo serenidad en la piel
aquella que me roza
cuando me acaricias,
aquella que me besa
cuando me miras,
esa que zozobra en mis labios
con tu ternura y madurez
que es letal para amarnos.
El sabor de tu piel
no se pierde
ni con años de ausencia,
ni siquiera el roce del tiempo
hará que olvide tus besos,
sentirás mas que mi frío deseo
alcanzar tu cuerpo en tus sueños
ni la distancia hará que relegue
cuando te espero.

Ando sin inspiración



Ando sin inspiración
Por. Marián Gonzales


Ando navegando sola
sin aliento,
buscando un marjal donde no haya
quién me reclame un poco de amor.
Ando sin inspiración
buscando la razón,
por la cual no tengo mi corazón.
Ando sin una canción
caminando sin saber a dónde voy,
ando por ahí aún sin saber
quién soy o que es lo que busco
en esta filtración del problema.
Ando sin nada para rescatar,
con un hilo entre las manos
esperando cortar cada equivocación
que vivió mi corazón.
Ando sin inspiración
arrastrando alguna plegaria
a mi poca fe,
profundizando algún entierro abnegado.
Ando sin algo de mí
que no me deja dormir,
buscando la última parte viva
de mi poesía en letras escondidas
en algún amanecer,
para poder robarle un suspiro
a mi propia inspiración
irrumpida por causa del amor.

miércoles, 5 de agosto de 2009

¿Qué pasa...?


¿Qué pasa...?

Por. Marián Gonzales



De mi parte no hay más,
mi corazón no late igual,
mis suspiros se escapan con extravió
y mis caricias se han quedado en tu piel rígida…

No puedo esperar más porque pierdo la razón,
no puedo pedir más porque no se que esperar,
las imágenes de pasión se deslizan de mi mente
como agua sin corriente.

No sé a quién culpar,
no sé si yo esté en mi desafuero,
no sé cuál camino viajar,
si es difícil exponer está soledad.

Yo sigo en pie,
aún buscando entre los escombros
una posibilidad de rescatar cada cosa,
trato de cambiar este rumbo que nos desvía…

Pero tus manos no me siguen ni de noche, ni de día,
he de ocultar la palabra dormida en mi corazón,
para no decir más y esperar que sigas tú camino,
he de pensar que habrá alternativa
en esta sumida desesperación.

Pero aun así.
Aún te amo,
te pienso y te siento,
pero no sé si pueda
seguir al mando de este amor
si tú no me alientas….

Esperar un poco más,
a que la calma reine en mis entrañas
y si nada pasa…
será mejor partir sin decirnos adiós
aún después de morir.

Daré un viaje



Daré un viaje

Por. Marián Gonzales



Daré un viaje por el cielo azul,
abrazada a tu descomunal pasión,
escribiré en el sobre mi delirio
inagotable e insaciable.

Daré un viaje amplio
hasta tu cuerpo,
para descubrir lugares
que el amor ha dejado vacío en tus mares.

Daré un viaje por tus labios
para conocer el arrebato
de tus besos y el brote de tus laderas
llenas de caricias y deseos.

Daré un extraordinario viaje a tus ojos,
para encontrarme con el color del arcoíris,
conocer la forma y textura del amor
y quedarme ahí sin buscar salida a tu posesión.

Causa de mis desvelos



Causa de mis desvelos
Por. Marián Gonzales


Por él mis ojos tienen misterios,
brilla con luz propia y sin destellos.
su sonrisa hechiza mis días,
me invade y pierdo la razón del tiempo.
Él es la matemática que no cuadra
en este epicentro,

Él es la inspiración
del mil noches sin sueño,
porque por él vivo
cada instante una pasión,
porque en mi cama no hay
lado oculto sin sus besos.

Aún cuando adormecida estoy,
navega en mi mar,
haciéndote patrono
de mis anhelos furtivos
de ardor y deseo.

Él es la causa,
por la cual no veo tropiezos,
mas su sonrisa
atraviesa mi corazón,
se apodera de mi cuerpo.


Él es,
que con los ojos abiertos
o cerrados está siempre a mi lado,
amándome, cautivándome,
diciendo cada palabra de amor
que intimida mis sueños
para verlo realizarse
en cada parpadeo.

El día del olvido


El día del olvido

Por. Marián Gonzales


Las campanas de la iglesia
acompañan el silencio,
el canto de los pájaros
se aloja solo en mis sueños,
las primaveras a retoñar
se transforman en inviernos
y la voz adormecida
se vuelve un sacrilegio.

Los días pasarán
como herencia del tiempo,
cediendo soledades
y anécdotas de un fracaso
encantado…
Cada vez me pregunto:
“y será que ella siente
compasión de mí
o realmente se olvido
que nací…”
Qué importa,
qué más da…

A medida de que cada flor,
de ningún modo llegó,
cada sueño nunca se cumplió,
pensé tan solo
alguna vez que llegase
un día como hoy,
fuera tan normal
como los demás,
pero siempre será,
el día del olvido
en mi inmortalidad.

A Marián Gonzales (de Jesús Cañez)

Si alguna vez un verso de tristeza
susurra su clamor sutil andante,
seguro que se viene de un instante
por ver algo perdida la certeza.

Mas fuerte siempre, en alto la cabeza
transtorna el sufrimiento caminante,
y vuelve al regocijo de su amante
con letras de envidiable ligereza.

Es ella mucho más que un ser con alas,
incluso más que un corazón de loba
o líneas de romance y de pasión.

Es fuerza, libertad, amor en balas,
furor, placer, color, voz en la alcoba,
latido, pulso, sangre y corazón.

Con motivo de su cumpleaños.