Atardeceres de melancolía.
Por. Marián Gonzales
Caen las vidas,
el otoño avecina,
las palabras mutilan
el dolor vacila…
Lo perdido se vuelve recuerdo,
y los espejos son un reflejo
de un narcótico afanoso
de halladores destellos.
El amor muere,
la amistad es irresoluta
y el sentimiento se disuelve
con lágrimas inclementes.
Aún no atardece
y siento melancolía,
aún no he extinto
por causa de la ironía.
Y me siento
como un ave sin esplendor,
una pluma sin inspiración,
un ambiguo pensamiento
o como un amanecer contingente.
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